sábado, 13 de octubre de 2012

Ramiro Jones

Buenas, chavalería.

Es sábado... llevo desde ayer con estos gayumbitos de las fotos. Sólo verme con ellos puestos, sobármela por encima, pegarles un lamparón de meo...uff, me la pone tiesísima. Estoy aguantando como un campeón sin lefar, pero, joder....con la punta del nabo apretando ahí la tela, es un esfuerzo de caballo. Y es que estos calzoncillos...no son míos.

Conocí a Ramiro a través de un chat; majete, agradable, así que quedamos in person. Los lectores avanzados, ya sabéis cómo va esto... igual de majete, igual de agradable, pero nada más; calvete, barriga, más bien feete... Charlas, ríes, haces tres cervezas; todo transcurre con esa normalidad que da saber que no se va a a repetir, hasta que me doy cuenta del paquetón que marca. ¡La hostia! Sentado, en tejanos, marcando un bultaco en la entrepierna de mil pares de narices... Joder, recuerdo las ganas de tocar aquello, ufff... Cambiamos de bar, a uno más oscuro... Solos, en una mesa del rincón... yo sin poder apartar la mirada de ese bulto redondeado... Ramiro, al que sé que le he gustado, empezando a meter mano, y la mía que va disparada a esa bragueta...uuufff...poniendo toda la mano en el bultazo de los tejanos, to duro...ostias....

No tardamos en ir a su casa; buahh...la sensación de estar abrazándonos, fuerte, con ese paquetón pegándome en el mío... Agarrarle bien del culazo, para apretar más... Y, por fin, bajarle los pantalones, y, aún en calzoncillos, alucinar con la causa del bultaco; polla, más que normalita, pero huevos....Jooooderr!! Unos señores cojones! Colgantes, gordos, redondos, turgentes.... Sopesarlos con una mano, ver que casi ni caben, que se desparraman.... Notar, coño, notar que están llenos de leche, que pesan, los cabrones... Joder, qué huevotes, qué huevotes.

Aquella primera vez hicimos de todo; con ese cuidado que tienes la primera vez, pero totalmente salidos... Acabé encima suyo, pegándole pollazos en los cojones....embistiendo como un toro, la punta la tranca golpeando ahí en medio de donde se juntan las bolazas, desparramándose, saltando, y yo sudando, berreando y lefándoselas a punta de polla...

Desde entonces, nos vemos de tarde en tarde; hay química, en la cama, en cómo nos morreamos, nos mamamos, nos follamos... pero siempre, siempre, acabo enlechando sin control con sus cojones en la boca, intentando mamar esas pelotazas... en la mano, alguna vez sólo embistiendo contra el colchón mientras que el tío, que ya ha descargao, descansa panza arriba y me tiene al lado sin soltarle los huevos; de rodillas, Ramiro de pies, con unos slips puestos, y yo con la cara en todo el paquete, hasta acabar dejándole la pierna bañada a lefadas;  o pasándomelos el cabronazo por toda la cara, mientras estoy tumbado, sentado encima mío... Un olé por esos huevazos tuyos de semental, Ramiro!

Cómo no, el colega sabe mi afición por los calzoncillos... Estos, los ha llevado casi tres días seguidos, y me los ha pasado; desde el minuto uno que los llevo, ya sabéis cómo voy.... Joder, esa tela que le ha estao sujetando el pedazo bolsa testicular.... Ufff, Ramiro, los voy a dejar como se merecen, tío, a base de pelármela. Va por ti!

JOTA



1 comentario:

  1. Joder colega, si hay algo que me deje embobado de lo caliente que me pone son los cojones enoooooormes. Te imagino con ellos pegados a tu boca mientras te la machacas, o llenándoselos de leche y... ufffffff...

    Tú con los calzoncillos usados... me has recordado al padre de tus dos relatos... y tengo que volver a decírtelo, la escena en la que el padre grita barbaridades como un cabrón mientras se corre a lo bestia con la mano de su hijo en el rabo es de lo más cachondo que he leído en relatos en mucho tiempo... ahora me voy, estaba en casa de unos colegas de after y he venido a casa a pasear a mi perra pero me piro a seguir escuchando hardcore y drogándome, pero cuando vuelva... ufff cuando vuelva...

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Venga, enlefanos un poco...